Memoria, lucha y organización frente al avance del poder concentrado
El 1° de Mayo no es una fecha comercial, ni una excusa vacía para un feriado. Es una jornada de memoria, homenaje y lucha. Conmemora el sacrificio de aquellos trabajadores que, en 1886, se alzaron en Chicago exigiendo una jornada laboral de 8 horas y fueron brutalmente reprimidos. Varios de ellos fueron ejecutados en un juicio amañado, convirtiéndose en los mártires de la clase obrera. Su lucha no fue en vano: sembraron el camino para muchas de las conquistas que hoy se pretenden desmantelar.
En tiempos como los actuales, donde el poder gubernamental está al servicio de los intereses del capital concentrado, esta fecha adquiere una relevancia aún mayor. El ajuste sobre los sectores populares, los despidos masivos, la licuación del salario, la persecución sindical y el intento de destruir el derecho laboral —con discursos de falsa modernización— exponen con crudeza que los derechos conquistados jamás son definitivos.
«…Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos y quiénes son sus amigos. Todo lo demás merece mi desprecio…» – George Engel – Mártir de Chicago
Por eso, la organización de la clase trabajadora sigue siendo la principal herramienta para resistir y construir. No hay justicia social sin sindicatos fuertes. No hay futuro con dignidad sin unidad, sin conciencia, sin solidaridad entre quienes trabajan, producen y sostienen la vida cotidiana de este país.
Este 1° de Mayo, reivindicamos la memoria de quienes dieron su vida por condiciones laborales justas. Reafirmamos nuestro compromiso con la lucha colectiva. Y decimos, con firmeza, que no vamos a retroceder ni un paso frente a quienes pretenden condenarnos al sacrificio eterno en nombre de privilegios ajenos.